miércoles, 15 de junio de 2011

Porqué debemos destruír los sindicatos y crear uno, ÚNICO e independiente (...o en su defecto, muchos y descentralizados).

La idea de que los sindicatos están ahí para proteger los derechos de los trabajadores, debatir acuerdos con los empresarios e interponerse entre las medidas laborales que propone el gobierno (siempre dadas a la necesaria negociación por soler cogerse no un dedo pero sí un brazo) es, en teoría, una realidad. Algunos incluso tendremos algún colega sindicalista,  luchador nato, con una necesidad moral apabullante de hacer valer sus derechos y los de sus compatriotas que, diligentemente, ha convertido la actividad sindical en una parte de sus quehaceres rutinarios. 

Según la RAE, un sindicato es: 

1. m. Asociación de trabajadores constituida para la defensa y promoción de intereses profesionales, económicos o sociales de sus miembros.

 2. m. Junta de síndicos.

 (según la RAE la palabra "síndicos" no existe).



Entonces, ¿qué es lo que falla?

La mayoría de nosotros (o al menos yo tengo la mala costumbre), solemos hacernos ideas preconcebidas de cómo són o funcionan las cosas a partir de un esquema simplificado de datos. O lo que vendría a ser lo mismo: "Yo con una definicón me conformo", y no tenemos en cuenta que, al igual que la putería de la letra pequeña al pedir la hipoteca, muchos temas tediosos o dados por supuestos en la vida diaria tienen poco que ver con lo que realmente creemos que deberían ser. 
Tengo la suerte de estudiar Sociología, una carrera que, por el simple hecho de formarse recomiendo a todo el mundo, pues trata, ni más ni menos, de los entresijos básicos (o letras pequeñas) que podemos encontrar en pácticamente todos los ámbitos sociales. Pero este no viene siendo el tema. La cuestión es que me llamó la atención llegar al apartado del libro que explicaba el sindicalismo, y en especial, a aquel párrafo notablemente más denso que los demás que trataba específicamente el tema de cómo funcionaba el tinglado (pues si seguís leyendo entenderéis que no puede tener otro nombre) en España. 

La cosa decía así: 

Anres de tener en cuenta el sindicalismo, se debe saber qué es la concertación social:  

 "acuerdos a los que llegan el gobierno, los sindicatos más representativos y las organizaciones empresariales con el objetivo de garantizar el crecimiento económico, controlando la inflación y garantizando la paz laboral".  La concertación social implica un intercambio político a través del cual los sindicatos se comprometen a moderar sus reivindicaciones salariales y limitar el conflicto laboral a cambio de mayores garantías y ESTABILIDAD EN EL EMPLEO E INVERSIONES PÚBLICAS, sobretodo GASTO SOCIAL".

Qué pasa:

La gracia de la globalización, el mercado internacional y la idea de que se debe reforzar la competitividad de las empresas ha echo que en los últimos años, los sindicatos se centren en formular mecanismos para reforzar estos valores. La idea es que el país en sí se integre de la forma más competitiva en Europa (qué bonitas son las palabras). 

Ahora bien:

¿En qué se basa la competitividad?

Según nos vuelve a mostrar la RAE: 

1. Capacidad de competir
2. Rivalidad para la consecución de un fin (o lo que es lo mismo, el todo vale).

Si aplicamos la palabra "competitividad"(o el todo vale) a un ámbito global, y más concretamente mercantilista, no nos debería sorprender la existencia de mano de obra esclavizada y barata, así como las explotaciones de zonas tercermundistas ricas en recursos para saciar la sed capitalista occidental.


Pero no nos asustemos, que esto es sólo el principio.

"El recurso a la concertación social en España resulta curioso desde la óptica de la sociología de las organizaciones, ya que los agentes sociales que han participado en ella parecen carecer de las condiciones que les permitirían llevar a cabo dicho proceso con éxito" (extraído directamente de mi libro didáctico) y ahora explicaremos el porqué. 


Un poquito de HISTORIA


Desde 1979 a 1986, LOS SINDICATOS UGT y CCOO y la patronal CEOE firmaron una serie de acuerdos (aunque CCOO se negó a firmar algunos) con el objetivo de frenar la inflación, restaurar la competitividad de las empresas y la economía española en su conjunto, y minimizar la pérdida de empleo ocasionada por la grave crisis económica que acechaba el país a causa de los aumentos del precio del petróleo en 1973 y 1979.

Los aumentos salariales que resultaron de estos pactos no variaron sustancialmente de año en año, independientemente de que CCOO participara o no, o incluso de que se llegaran a alcanzar o no acuerdos de este tipo. Este dato nos sugiere más bien el decreciente poder de negociación de los trabajadores, pero no los acuerdos a los que llegaron las organizaciones sindicales y patronales, lo que determinó las variaciones salariales durante estos años.

A partir del año 2000, los agentes sociales volvieron a firmar un pacto global sobre los salarios. Esta nueva ronda anual de concertación sobre las rentas se ha mantenido en vigor hasta la fecha, estos se presentan con un objetivo menos ambicioso: ser un punto de referencia para los negociadores en sus respectivas mesas en vez de compromisos de obligatorio cumplimiento. Tal y como nos muestran análisis econométricos de los datos oficiales, es el ciclo económico y no los acuerdos, o la ausencia de acuerdos entre las organizaciónes sindicales y patronales y el gobierno lo que ha determinado el crecimiento de la masa salarial en España en los últimos años.

Si extendemos nuestro análisis de los resultados de la concertación social más allá de los salarios, vemos que la historia no cambia mucho. Respecto a las políticas sociales e industriales, tanto gobiernos de derechas como de izquierdas incumplieron en gran medida las inversiones que prometieron en los pactos de los años 80'. Y respecto a la regulación del mercado de trabajo, la reformas más impotantes en este sentido han sido introducidas, por lo general, por ley, y sin previo acuerdo con sindicatos y empresarios.

En el verano de 2006, los agentes sociales alcanzaron un acuerdo para reducir las altas tasas de precarierdad en el mercado de trabajo. El gran eco que tuvo este acuerdo en los medios de comunicación fue una repetición del del ruido provocado por otro acuerdo alcanzado en 1997. Este primero también buscó reducir la tasa de precariedad a través de incentivos financieros para las empresas (asumidos por el primer gobierno del PP) y restricciones sobre los supuestos permitidos para la contratación temporal. El mismo acuerdo también incluyó un compromiso para mejorar la coordinación entre distintos convenios colectivos a través de la organización de cada sector económico en torno a un convenio de marco estatal.

Los resultados del acuerdo de 1997 fueron, sin embargo, bastante magros, y la tasa de precariedad laboral en España seguía igual 9 años más tarde. Casi ningún experto en derecho laboral ha augurado resultados más halagüeños para la nueva reforma del 2006. A pesar de la pobreza de los resultados materiales y institucionales alcanzados por la concertación social en España, algunos analistas insisten en que los primeros pactos alcanzados tuvieron un impacto político crucial, al proyectar una imagen de estabilidad social durante los dificiles años de la transición a la democracia.

Si bien es cierto que CCOO volvió a participar en la concertación social, después del fracasado golpe de estado del 23 de febrero de 1981, también es verdad que los pactos generaron bastante malestar entre los sindicatos minoritarios, excluídos, y no evitaron contínuos y muy duros conflictos ente los dos sindicatos principales durante todo este periodo.

De todos modos, si en alguna medida podemos pensar que los beneficios simbólicos de la concertación social en la década de los 80 vinieron a compensar las limitaciones comentadas, nos queda por explicar la falta de resutados de la actual etapa de concertaión, durante la cual no existen motivos para pensar que el ámbito del trabajo y las relaciones laborales pueden amenazar al sistema político. La sociología de las organizaciones nos puede ayudar a entender tanto el limitado alcance de la concertación social en España, como la frecuencia con que los agentes sociales y gobiernos de distintos colores promueven estos acuerdos.


¡NO CREÁIS QUE ESTO ACABA AQUÍ, SÓLO ES LA PUNTA DEL ICEBERG. PRONTO MÁS Y MEJOR (sobre el mismo tema, para no perder el hilo)!










 

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